A pesar de la resistencia, el uso está siendo conquistado paulatinamente, a medida que los clientes perciben los beneficios al adoptarlo. Además, BACEN recientemente autorizó el uso de la firma electrónica, aquella que no exige el certificado digital. “Es una alternativa que el banco está evaluando. Su adopción podrá propiciar el crecimiento de la adhesión de los clientes para el mundo digital, pues aquellos que no poseen el certificado digital tendrán la posibilidad de firmar los contratos de cambio por medio del mismo portal de firmas que los clientes ya utilizan”, afirmó Tarcísio. En el 2016 el volumen de contratos firmados digitalmente era cerca del 30% del total del mercado primario y en el 2017 ya percibimos un crecimiento de este indicador.